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Qué cambia y qué permanece igual
La industria farmacéutica fabrica y distribuye una amplia gama de medicamentos en todo el mundo. Junto a esta producción, la investigación exhaustiva y los estrictos requisitos normativos generan una gran cantidad de documentación que debe traducirse para cumplir los requisitos éticos y normativos locales. Las empresas de traducción se han convertido en socios fundamentales para satisfacer estas exigencias normativas. Sin embargo, a medida que los nuevos actores presionan para que se produzcan cambios, ¿qué va a cambiar y qué no?
En primer lugar, examinemos los motores del cambio. La tecnología avanza rápidamente, las normas reglamentarias son cada vez más estrictas, los plazos de entrega son cada vez más cortos y la importancia de la seguridad de los datos y los matices culturales es cada vez mayor. Estos factores están transformando radicalmente el sector de la traducción técnica. Entonces, ¿qué podemos esperar que cambie en el sector de la traducción farmacéutica?
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Empecemos por la palabra de moda del momento. Si, lo ha adivinado: IA. Las herramientas de IA están remodelando la tecnología de la traducción, de forma similar a innovaciones pasadas como las memorias de traducción (TMs) y la traducción automática (MT) en la década de 1990. Las exigencias normativas están evolucionando a la par que la accesibilidad a la información, lo que lleva a los organismos reguladores a exigir una mayor calidad de la documentación traducida, una evolución alentadora. La preocupación por la seguridad de los datos es más relevante, como era de esperar. La inclusión de hablantes de lenguas extranjeras es una nueva frontera, ejemplificada por el vietnamita que se convertirá en lengua oficial en San Francisco, California, en 2024.
¿Qué no debería cambiar, al menos a corto plazo? La necesidad de supervisión humana en la selección, formación, aplicación y verificación de la IA es crucial. La IA de calidad no es barata, y se siguen necesitando ingenieros, traductores y revisores para realizar las correcciones y adaptaciones necesarias. Esto es cierto no sólo para las tareas de calidad crítica: La decisión de McDonald’s de retirar las herramientas de pedido con IA de sus autoservicios en Estados Unidos en 2024 subraya la importancia de la participación humana. La adaptación cultural, sobre todo en la traducción de formularios de consentimiento informado, seguirá dependiendo de traductores y revisores experimentados. Las consideraciones éticas y el cumplimiento de las normas reguladoras locales específicas siguen siendo tareas claramente humanas, en las que brilla la experiencia de las empresas de traducción.
Los próximos años, quizá no sólo 2025 y 2026, serán recordados por su intensa colaboración. Traductores, revisores y correctores colaborarán estrechamente con investigadores, coordinadores de estudios, gestores médicos y especialistas en control de calidad, cada vez más capacitados por las nuevas herramientas tecnológicas específicas de sus funciones. Sin duda, esta colaboración promete un futuro apasionante y prometedor.